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Dorantes, García-Fons y viceversa

   

Una crítica de Antonio Ortega sobre la actuación de Dorantes en el Teatro Lope de Vega de este lunes.

Dorantes es un músico sensacional, con el talento suficiente para compartir escenario con los más grandes, da igual el género musical en que se adentre. La mayor fidelidad es la de la lealtad que uno se mantiene a sí mismo, y David de esa honestidad está colmado. No es un transgresor por efecto, sino por defecto. A veces, no sabemos bien si lo que está tocando es flamenco, pero sí sabemos que él lo es. Anoche en el patio de butacas del Lope de Vega, tuve esa sensación cuando escuché la primera pieza del concierto, porque me dejé llevar por las melodías y por los fraseos que alternaba con el prestigioso contrabajista Renaud García-Fons, y no fui capaz de reconocer si lo que estaban interpretando se trataba de un palo del flamenco o de otro tipo de composición. De lo que no dudé fue de que esos sonidos provenían de un universo musical en el que el pianista se refugia para sacar sus inquietudes más íntimas,y de que tiene calidad para dejarse llevar por los caminos que su piano le marque. Nuestra música es rica y no la abordan los complejos para relacionarse, quizá por eso sea la más dialogante de todas; pero da la sensación de que la juventud flamenca de primer orden, se aburre con el arte que les ha llevado a las tablas, y de que el flamenco de grande que es, se les queda pequeño. En este sentido, Dorantes no es una excepción, pero su altura creativa es tan considerable, tan profunda, tan escrupulosa, que lo que sale finalmente de su genialidad tiene tanta pureza como la sabia de un tronco. Este concierto,íntimo y envolvente, coqueto, estremece en los modos de la soleá, en la evocación a la seguiriya, en el quejío de la malagueña, a la que le puso voz el contrabajo de García-Fons; y eleva el regocijo en los tientos tangos y en la bulería con la que pellizqueaban los sentidos. Ahora bien, ¿llevaban el aire, o el espíritu? Quizá lo último. Porque estos dos virtuosos se dejan atrapar por la experimentación y sacan de la partitura los designios finales de cada creación. Sí, sí era flamenco lo que exponían, pero en huida del clasicismo, pisando sobre la huella de la jondura, aunque sin calcarla; consensuando armonías que transitan por veredas dispares en los dedos de Dorantes, y que encuentran el atajo en los punteos del portentoso contrabajista. En “Flamenco a cordes”, que es el título de la propuesta, había un patrón, aunque no en un modo determinado. Y más allá del galopante complejo de las estructuras, los dos músicos se quedaron con el diálogo. Ésa fue la nota mejor tocada en el encuentro enriquecedor que mantuvieron en el escenario. Podrían haber recalcado la flamencura incluyendo más instrumentación, depositando los arreglos al esquema típico, tirando del soniquete de unas palmas, acentuando los ritmos con percusiones, apoyando los solos con la guitarra, pero esta propuesta musical requería transparencia para el lenguaje, aunque se entendiera o no si lo que de él salía era de género o de arte. Yo interpreté que de ambas cosas.

FICHA TÉCNICA:
Bienal de Flamenco de Sevilla/ Espectáculo: Flamenco a cordes/ Piano: David Dorantes/ Contrabajo de cinco cuerdas:Renaud García-Fons/ Lugar y fecha:Teatro Lope de Vega, 22 de septiembre de 2014/ Aforo: lleno. Clasificación:****

sevilladirecto.com    Antonio Ortega    23/09/2014