RD Ley 13/2012 utilizamos cookies para mejorar nuestros servicios y análisis estadístico. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso.    Información    Aceptar

 

Dorantes XIV Festival Alcudia Jazz, Alcudia, Mallorca

David Peña Dorantes. Pianista que tuvo la osadía de introducir el piano en el mundo del flamenco sin traicionar las raíces. Con mucho respeto por sus antepasados y por la música flamenca en sí (sin olvidar a pianistas como Arturo Pavón y Pepe Romero que también hicieron su aportación). Ya se sabe que en todos los estilos musicales muy definidos siempre hay los más puristas que no quieren que se cambie nada de su tradición y aunque puedo respetar su postura, no estoy para nada de acuerdo. La música debe evolucionar y no estancarse, perfecto si se quiere practicar algo concreto, y lo puedo disfrutar perfectamente, pero entiendo que tiene que haber una evolución, que podría ser perfectamente el simple hecho de añadir la personalidad propia al estilo concreto. No limitarse a reproducir al milímetro lo que ya existe. Entonces David Dorantes, después de tres discos en los que precisamente renueva y explora nuevos caminos para el flamenco, ha conseguido que hasta los más puristas aclamen su trabajo y esté actuando continuamente. Imagino que tiene sus detractores, pero bueno, ellos se lo pierden (en el caso de que existan). Acompañado del contrabajista Francis Pose y del baterista Javier Ruibal, que han grabado con Dorantes el disco Sin Muros (Universal Music Spain, 2012), recalan este mes de septiembre en el Festival Alcudia Jazz (Mallorca) en su XIV edición.

Empieza el concierto a piano solo y desde el primer segundo se confirma la elegancia que ya desprendía el mencionado disco Sin Muros. La breve introducción sirve para que se incorporen contrabajo y batería y se empiece a crear el ambiente que se mantendrá hasta el final. Y es que creo que es muy importante que en un directo, el músico o conjunto sepa crear la lógica del discurso, la coherencia en las ideas (que puede ir dentro de genial incoherencia, aunque no es el caso), el concepto en la transmisión… es decir, la creación de ambiente idónea para que el público entre y se deje llevar.

Y no estamos precisamente ante un concierto de corte clásico, es decir, no hay nada parecido a lo que se conoce como jazz a secas. Tampoco estamos ante un concierto de flamenco y mucho menos ante un concierto de música clásica. Por lo que pude ver e intuir, imagino que Dorantes cuando se presenta ante un festival de jazz, plantea el curso del concierto de manera lógica. Y no por esto olvida sus otras vertientes, es decir, durante todo el concierto se podía intuir perfectamente el flamenco que lleva dentro al igual que se podía intuir su formación clásica, pero lo que estábamos viendo era Jazz. ¿Y por qué estoy tan seguro? Porque lo que pude ver en el escenario, aparte de la exposición de magníficas composiciones, era pura improvisación y sobre todo, exploración (del sonido) de los instrumentos (sobre todo piano y batería), para que la música que salía de ellos tuviera el valor añadido de ser única e irrepetible. En algunos momentos, pensé que tal vez hubiera gente que podría quedarse un tanto extrañada ante las ideas que desarrollaba Dorantes, pero por los aplausos y sobre todo por el entusiasmo final vi que me equivocaba. Aunque ya lo escribí en otro artículo en otra ocasión, quiero repetir lo que me dijo un amigo que puede ser representativo. “No hagas algo fácil creyendo que el público es tonto… en este caso el tonto eres tú… si le das al público algo sincero, bien hecho y no te ríes de él, éste te va a corresponder”

En relación a los dos músicos que acompañan a Dorantes, Francis Pose es un contrabajista de calidad innegable y muy solicitado por excelentes músicos, para que se hagan una idea ha trabajado con Jorge Pardo, Perico Sambeat, Chano Domínguez, Pedro Iturralde, etc. etc. ¿Y que ofrece en el escenario? Pues lo que se pueden imaginar: sabiduría, profesionalidad, muy buena improvisación y mucha interactuación y complicidad con sus dos compañeros. Es un contrabajista de los de quitarse el sobrero y efectivamente así lo hizo saber.

Y El joven Javier Ruibal (hijo del guitarrista del mismo nombre) Realiza un trabajo de percusión muy rico tanto en sonoridad como en técnica y buen hacer. Hace continuos cambios durante todo el concierto. Baquetas en ocasiones. Escobillas en otras. Incluso percute la batería (y como es evidente las percusiones) con las manos, dando una sonoridad muy diferente además de ser muy poco común. Como bien se puede leer en la web oficial de Dorantes: “Javi Ruibal, al que habrá que tener en consideración y dejar de llamarlo Junior, pues este joven de 29 años vuela libre, alto y sin necesidad de apellidos eméritos.”

En definitiva, una noche excelente. Y es que el título del último trabajo de Dorantes se hace muy evidente en todo el concierto. No hay muros que puedan parar a este gran pianista.

tomajazz.com    Jesús Mateu Rosselló    13/09/2014