Ojalá estas palabras puedan perdurar algún tiempo en la red, de forma que si algún político buscara dentro de unos años en google las palabras “Dorantes Scultura”, aparezca este pequeño artículo, que va a tener la extensión mínima pero que pretende contar algunas ideas de forma clara.
A Dorantes, mejor, no le dediquen ninguna escultura. Como buen hombre tímido se arrugaría viéndose fundido en metal. A Dorantes hay que dedicarle un puente. Sencillito, tampoco fichen a ningún arquitecto de renombre. Pero encárguense que una dos realidades.
Lo entrevistamos en Planeta Jondo. Nuestro compañero Gómez Gufi le sacó que en casa de su abuela La Perrata convivían en armonía un piano, un árbol de cantes y discos de los Rolling. Entonces David confesó que su primera toma de contacto con el piano fue medio a tientas y que después se dio cuenta que aquel instrumento necesitaba doma clásica. Primer puente: hoy es considerado un conector entre la partitura y la transmisión oral.
El éxito le llegó con Orobroy en 1998, un disco que lo situó en el mapa y cuyo tema principal se ha convertido por derecho en un himno gitano. Luego aparecieron tres discos, donde demostró que es posible hablar sin dar gritos. En el último, Paseo a Dos, se posicionó como un músico en estado de gracia. Lo vimos el pasado año en Babel Med, Marsella, y gritábamos desde el graderío, “olé, olé, olé” ante una multitud de franceses que bailaban por alegrías sin saberlo.
Ahora llega a nuestros oídos un proyecto gitano y mediterráneo, que huele a puchero especiado. El jueves 15 de junio se presenta en los Teatros del Canal con el Trío Taksim, una formación gitana y muy flamenca de músicos virtuosos procedentes de Estambul. Entre ellos, un payo, Javi Ruibal, percusionista de talento y conocimiento. Hemos visto algún vídeo grabado en la pasada Bienal de Flamenco de Sevilla y a una se le ocurre imaginar a su tío El Lebrijano al cante. Exaltación y pelos de punta.
gladyspalmera.com
Teresa Navajas
25/05/2017
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